SINOPSIS

Dos “entes” despiertan en un escenario y dan comienzo a la búsqueda para descubrir quiénes son. En el proceso son atraídas por objetos de utilería y sonidos que al usarlos o escucharlos las transforman, dándoles un carácter o personaje que ellas no pueden controlar.

FICHA TÉCNICA

– Texto y dirección: Felipe Acosta

– Elenco:

Uno: Ciria Reyes

Dos: Cinthia Rodríguez

– Banda Sonora: Felipe Acosta

– Diseño programa: Felipe Acosta

De lo que se trata esto

Por si acaso trata de alguna cosa

¿De qué va esta historia?

– Una historia que improbablemente sucedería en un teatro.

– Una metáfora de la sociedad humana.

– Una historia de amor.

No sé con exactitud qué me impulsó a escribir este texto, si recuerdo que empezó como un ejercicio de escritura, un reírme del mundo en general y del mundo del teatro en particular.

Al avanzar en la escritura iba dándome tomando conciencia que el mundo de teatro era lo menos importante del texto, convirtiéndose nada más en un pretexto para cuestionar  o simplemente reflexionar en las relaciones de poder que se dan en la sociedad humana. El texto “Los cuatro acuerdos” de Miguel Ruiz, sin duda influyó sobremanera en el juego de escribir. ¿Quién es entonces el autor? Es decir: ¿quién toma las decisiones respecto a las cosas que ocurren y han de ocurrir en el planeta? Y ¿Quién es el director? Es decir: ¿Quién gobierna, quién pone en práctica esas decisiones? Y allá, o aquí, en la parte más baja de la pirámide, nosotros, comunes y corrientes seres humanos o ciudadanos ¿Tomamos decisiones realmente? Es decir: ¿Tenemos la posibilidad de ser libres? ¿Existe el libre albedrío o todo está condicionado por factores que sobrepasan nuestras posibilidades de decidir?

De existir esos límites ¿Quién los impone? O más bien ¿Cuánto de los límites imponen los autores, los directores, los intérpretes y los propios personajes?  O ¿Todo es un juego de un Dios/Diosa o unos Dioses y Diosas omniscientes, omnipresentes, omnipotentes? ¿Somos a la conciencia creadora (Autor) lo que las mascotas son a nosotros? Ese cachorro más o menos gracioso al que premiamos o castigamos según su conducta. Que no tiene más alternativa que comer lo que le damos a la hora en que se lo servimos, dormir en el lugar que le asignamos. ¿Está en los hombres y mujeres la posibilidad de escoger su religión, el idioma que habla, su nacionalidad, sus gobernantes y un largo etc.?

Son solamente las primeras de muchísimas preguntas que se desprenden de esta comedia improbable, cada uno y una de ustedes, quizá, se hará muchas otras. Las respuestas serán tan variadas y algunas tan locas que no cabrían en una sola obra de teatro o en sola una tanda de circo.

Felipe Acosta.