Día del Cine Español

Presentación de la Película Embrujo

Fecha

Del 5 al 7 de octubre de 2023.

Horario

12:00pm

El 6 de octubre celebramos el Día del Cine Español, que rinde homenaje y recuerda el patrimonio cinematográfico español a través de la recuperación de obras especialmente importantes por su conexión con los distintos públicos de cada momento, pero también para presentar películas cuya singularidad les concede un lugar de honor dentro nuestro cine.

Este año se presenta la película Embrujo, dirigida por Carlos Serrano de Osma y protagonizada por Lola Flores y Manolo Caracol, dos estrellas incontestables de la música y el baile flamencos. Lejos de estar frente a una película asociada a las españoladas del cine español del momento, el equipo que estaba detrás de la productora Boga apostó por una realización y una propuesta estética que dialogaban con la visualidad del expresionismo cinematográfico a través de una puesta en escena y un montaje varados en la mejor vanguardia de cine europeo de principios de siglo.

Este título de 1947 es, por tanto, una rareza en la que se cruza la expresión más revolucionaria del flamenco escénico con un cine de pretensión rupturista y rompedor que, como era de esperar, tuvo un recibimiento agridulce entre el público del momento, cuyas expectativas iban dirigidas hacia un cine más convencional. Vista desde la mirada actual, Embrujo es una joya cinéfila y un pulso a un momento en el que una de las raíces folclóricas más candentes del siglo XX —el flamenco— logró expresarse a través del medio hegemónico de aquel entonces —el cine—.

Embrujo sirve además para celebrar el centenario del nacimiento de la gran Lola Flores, quien después de esta película realizó una carrera trepidante en el cine popular español y en los distintos espectáculos escénicos y, posteriormente, televisivos hasta convertirse en un verdadero mito de la cultura española.

Sinopsis: Lola es una gloria del baile flamenco que vive sus días de vejez. Asiste a un homenaje que se le ofrece y, mientras observa bailar a una joven, recuerda sus inicios y su éxito como estrella flamenca. En sus inicios teatrales, trabajando en los espectáculos de variedades, conoce a Manolo, un cantaor que pronto se enamora de ella.

Manolo tiene un sentido estético muy especial y propone a la joven que desarrollen unos números juntos, en los que él va cantando mientras ella baila. Pronto van cosechando éxitos. Manolo está cada vez más obsesionado con Lola, pero ella no le corresponde. Lola emprende una carrera en solitario que la lleva a distintos países, pero no logra olvidar a Manolo, que, abandonado por ella, vive un proceso de autodestrucción.

Programa

Embrujo
España, 1947
Ficción,
71 min
Dirección: Carlos Serrano de Osma.
Producción: Producciones Boga, S. A.
Guion: Pedro Lazaga y Carlos Serrano de Osma
Fotografía: Salvador Torres Garriga
Montaje: Antonio Graciani Música: Jesús García Leoz.
Canciones: Juan Quintero y Manuel Quiroga (música) y Rafael de León (letra)
Decorados: José G. de Ubieta
Intérpretes: Lola Flores, Manolo Ortega Caracol, Fernando Fernán-Gómez, Camino Garrigó, María Dolores Pradera, Fernando Sancho, Antonio Bofarull, Joaquín Soler Serrano, Jesús Puche, Julita Molina, Charito Montemar, Juan Magriñá, Vila y La Bella Dorita (seudónimo de María Yáñez).

Lola Flores (Jerez de la Frontera, 1923 – Alcobendas, 1995)

Lola Flores es, sin duda, una de las actrices y artistas escénicas de mayor potencia estética y mayor perdurabilidad en el imaginario colectivo y popular español e hispanoamericano, pues su trabajo en este continente fue fluido y continuo desde su primera visita a tierras americanas en 1951.

Flores pasa su infancia y primera juventud entre Jerez de la Frontera y Sevilla, donde su padre regenta varios bares en los que ella absorbe de primera mano el flamenco más popular y comienza a improvisar sus primeros bailes, que después sigue perfeccionando con un estudio reglado con distintos maestros. Debuta en el teatro Villamarta de Jerez y es contratada para un pequeño papel en Martingala (1940). Se instala con su familia en Madrid y trabaja en distintas salas y teatros. Realiza una gira por los cafés cantantes del norte del país, que le sirve para conocer bien al público más popular y para hacerse con cualquier situación escénica, por difícil que sea. Gracias a su relación personal con el anticuario y empresario Adolfo Arenaza, consigue poner en pie su primer espectáculo propio y contrata a Manolo Caracol, que ya era una estrella consagrada del cante. Esta relación personal y profesional será clave para la materialización definitiva de su estilo. Ambos protagonizan distintos espectáculos desde 1944 a 1951, fecha en la que se separan definitivamente.

La seria Zambra, cuyas ediciones se titulan con el año en curso, su consagración definitiva, los convierte en dos estrellas del teatro escénico. La película Embrujo (1947) reproducirá la magia y la potencia estética que tenían estos dos astros flamencos en su actuación conjunta. En 1951 firma un contrato de casi diez años con el productor de cine Cesáreo González por una suma millonaria. Durante este periodo será una de las estrellas de cine del momento. Con Suevia Films protagoniza La niña de la venta (1951), Estrella de Sierra Morena (1952), La danza de los deseos y Morena clara (1954), La hermana Alegría (1955), María de la O (1958), Venta de Vargas y Las de Caín (1959), y El balcón de la luna (1961).

Tan importante como esta etapa es la que vive en América Latina, donde acude en diversas ocasiones para actuar en teatros y en televisión. La industria del cine mexicana acoge su singularidad y realiza diez películas con ella: Reportaje (1952), ¡Ay, pena, penita, pena! (1952), Lola torbellino y Limosna de amores (1955), La faraona (1956), Sueños de oro y Maricruz (1957), Échame la culpa (1958), De color moreno (1963) y La gitana y el charro (1963). También hará una película en Argentina, Aventuras en Hong Kong (1968), con el cómico Luis Sandrini.

En las décadas de los sesenta y setenta sigue con su carrera teatral y discográfica; consigue conectar con la nueva estética pop del momento con varias películas que le permiten mantenerse vinculada a las nuevas músicas, como Una señora estupenda (1970) y Casa Flora (1973). Incorpora la rumba catalana a su repertorio de la mano de su marido, el guitarrista Antonio González, el Pescaílla.

La televisión será la protagonista en su última etapa profesional, donde muchas veces está acompañada de su hija mayor, Lolita Flores: Sabor a Lolas (1992-1993) o ¡Ay, Lola, Lolita, Lola! (1995). Su legado biográfico (además de unas memorias escritas con Tico Medina, En carne viva, 1990)será el programa televisivo El coraje de vivir (1994), donde revisa su vida sin eludir ninguno de sus capítulos más difíciles.

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