El Sonido de las Voces que se Hunden

Conversatorio

Fecha

Miércoles, 18 de mayo de 2022.

Horario

7:00pm

El Sonido de las Voces que se Hunden

Conversatorio sobre el proyecto expositivo, donde se invitó a 8 artistas visuales para imaginar en colectivo y reflexionar en torno a la problemática de Cedeño, desde lo estético-político, pues las prácticas artísticas nos pueden ayudar a entender el lugar que ocupamos dentro de esa responsabilidad hacia nuestro sistema-mundo.  A cargo de la curadora Blanca de la Torre (España).

Nos acompañarán Blanca de la Torre curadora del proyecto y tres de las y los artistas que lo conforman: Claudia Sevilla (Honduras), Juan Zamora (España) y Cecilia Chueca (Perú), miembros del CCET y público general.

Contexto de la exposición

Las clepsidras eran relojes de agua que se utilizaban para medir el tiempo por las noches, cuando no podía hacerse uso de los relojes de sol, y se remontan al Antiguo Egipto. Un cronómetro de agua parece la metáfora más acuciante de un pueblo que tiene los días contados, un futuro marcado por el mar que lo va devorando como consecuencia de la crisis climática, ahogando a la vez la memoria de sus territorios-cuerpo.

Es el caso de la aldea hondureña de Cedeño, donde el océano avanza hasta 1,23 metros costa adentro al año engullendo hasta la fecha hoteles, restaurantes, oficinas, salas de fiesta y las casas de 600 familias.

Hablar de “cambio climático” es un eufemismo de mal gusto en lugares como Honduras, zona roja del mapa sobre el cambio climático del IPCC y uno de los tres países más vulnerables ante este fenómeno antropogénico. No cabe duda de las causas que subyacen bajo este drama: la deforestación, la devastación de los manglares, la extracción de sal, las granjas de camarón, la contaminación, la agricultura intensiva… pero pocos añaden en voz alta otro factor: la deuda climática. Las consecuencias más directas conllevan enfermedades, pérdida de biodiversidad, el desplazamiento de la pesca y, por supuesto, la desposesión y el éxodo masivo de la población. La única escuela del pueblo presenta un índice del 66% de abandono escolar, niños que en su mayor parte se han visto forzados a trabajar en las industrias extractivas o a emigrar.

La crisis climática es la tercera causa de emigración en el país, tras la violencia o el hambre, que al fin y al cabo no dejan de tratarse de indicadores de una misma crisis. Como señalaba Petra Kelly: Necesitamos políticas de ecojusticia, y necesitamos comprender las dimensiones espirituales de nuestras vidas, de nuestro interconectado planeta Tierra, ¡de nosotros mismos! No podemos darnos un festín con los recursos globales cuando los pobres del mundo luchan por sobrevivir en tierras inhóspitas. Es tan simple como eso. Los ricos son los que están haciendo que el mundo sea más pobre. El medioambiente y la pobreza son una crisis, no dos, que no deja de ser lo que vino a decir tiempo atrás Rosa Luxemburgo: se llama sociedad capitalista en estado puro

Con este punto de partida, se extendió una invitación a un grupo de ocho artistas para imaginar en colectivo y reflexionar en torno a la problemática de Cedeño, desde lo estético-político, pues las prácticas artísticas nos pueden ayudar a entender el lugar que ocupamos dentro de esa responsabilidad hacia nuestro sistema-mundo. La mayoría de las propuestas están concebidas de manera específica para el proyecto, tomando forma desde diferentes ángulos, para articular demandas ante esa suerte de extractivismo de cuerpos, de culturas, de territorios.

El proyecto se concibe a largo plazo, abierto, cuyo detonante será una primera exposición en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa –que pretende continuar al año siguiente–, así como una serie de encuentros, actividades y eventos teóricos. Un proyecto que busca tejer construcciones de posibilidades con la memoria de los pueblos, la memoria de las memorias, esa que huye de las narrativas oficiales.

Solo un esquema de carácter procesual puede responder de manera adecuada a una crisis que entendemos ha de ser abordada desde lo sistémico, del conocer desde el escuchar, trabajando otras temporalidades y huyendo del evento puntual. Todo ello irá acompañado de una publicación construida desde este mismo gesto procesual y relacional, que nos permita construir contra-narrativas originadas en el propio territorio, que implique incluso cuestionar la validez de un relato disidente insertado en el Centro Cultural de España (o asumir si la contradicción nos supera). Hace que sea inevitable cuestionarnos hacia dónde y para quién se dirige la cultura, e intentar mantener un esquema decolonial, tratando de entender las contradicciones que todo ello pueda conllevar. La idea es plantar la semilla de un proyecto que vaya echando raíces, que se construya desde la comunidad, lo colectivo y lo polifónico, donde el tiempo nos irá indicando caminos e itinerarios posibles. Que nos encamine a un modo de organización política comunitaria desde la imaginación radical, que permita pensar otras formas de vivir y abra espacio para los cabos sueltos, que sugiera otras formas de relación y establezca vínculos desde otro lugar para trabajar una posible transición ecosocial.

En ese mismo orden de ideas, el ejercicio pasará por reimaginar que también son otros los niveles que suben: de solidaridad, de empatía, de resiliencia colectiva; por desextractivizar, para nivelar y buscar otras narrativas que hagan de contrapeso final. Un ejercicio de restitución y reconocimiento de la deuda ecológica. Intentaremos articular un proyecto atemporal y abierto, alineado con un nuevo Baktún, ese del que nos habla Lorena Cabnal como la entrada de un tiempo nuevo y la posibilidad de construir cosas diferentes. La ecofeminista comunitaria señala cómo la confluencia del nuevo Baktún ha permitido la unión de mujeres que vienen de la lucha de los pueblos indígenas con las feministas y hablar de nuevas formas de resistencia que están haciendo posible que, reconociendo las diferencias entre movimientos heterogéneos, se estén aliando por un objetivo común: la lucha y la defensa de la vida.

La historia de la crisis climática es la historia de los sistemas de opresión, y sin desmontar ese relato, no podemos construir una narrativa válida común de transformación, resiliencia y renovación. No podemos permitir que se ahoguen las historias otras. Todas y todos tenemos derecho a participar en las negociaciones sobre el mundo, del mismo modo que tenemos la responsabilidad de dar voz a los silencios, al sonido de las voces que se hunden.

Artistas participantes en la exposición: Juan Zamora (España), C. J. Chueca (Perú), Claudia Sevilla (Honduras), Amy Balkin (EE.UU.), Paolo Cirio (Italia), Marta Serna (España), Adán Vallecillo (Honduras) y Regina José Galindo (Guatemala).

Te esperamos el miércoles 18 de mayo a las  7:00 p.m. En el CCET.

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